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emociones cautivas

Con «Emociones cautivas», Antonio Tapia trueca lo personal en universal. El trasunto, íntimo del propio artista, es apropiado por quien lo participa, que se siente identificado. El 24 de julio de 2017 fallece su madre, Carmen, -hay fechas que marcan-, con una enfermedad que le quebró el lenguaje e hizo que en sus dos últimos años sólo llorara. Serie que nace del proceso creativo del artista desde el momento en que se enfrenta a la realidad de la enfermedad terminal de su madre, un punto de alto bloqueo emocional en el que no hay palabras y, a través de las diferentes obras, tantea distintos caminos para entender los sentimientos y emociones mudas por la enfermedad.

De una dura experiencia, Tapia ha sabido hacer leña del árbol caído. Ha reconducido el dolor. Parafraseando a Isabel Allende, la muerte no existe, la gente sólo muere cuando la olvidan; si la puedes recordar, siempre estará contigo. Todos tenemos demonios en los rincones oscuros del alma, pero si los sacamos a la luz, los demonios se achican, se debilitan, se callan y al fin nos dejan en paz. Los traumas no desaparecen por desdeñarlos; son una medusa persistente que espera en la sombra y en la primera ocasión ataca con su cabellera de serpientes.

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