Nápoles, Gris, Óxido es, sin duda y por encima de todo, una exposición valiente y atrevida, donde el artista se desnuda ante nosotros, ajeno a las corrientes de su tiempo, defendiendo así su personalidad su personalidad creadora más optimista.
Antonio Martínez Tapia juega con un realismo que solamente él ha inventado y que nos resulta inconfundible.
Su obra nos recuerda y nos evoca sensaciones que tanto nos arrullan como de pronto nos despiertan bruscamente, expresando así su crítica social y sus sentimientos más profundos.